Ana María Valderrama: "La música clásica hay que tocarla como el rock: desmelenándose"

La joven violinista ha sido seleccionada como uno de los 30 mejores jóvenes talentos del mundo de la música clásica por el Musical Olympus ruso. 

Ana María Valderrama confía en que la música clásica deje de estar reservada a las minorías y asegura que tiene muchos beneficios.

Ana María Valderrama

 

En 2011, cuanto tenía 25 años,  se convirtió  en la primera intérprete española de la historia en ganar el concurso internacional musical Pablo Sarasate. Ahora, la violinista Ana María Valderrama ha sido seleccionada por el prestigioso festival ruso Musical Olympus para participar en un concierto que reunirá a los 30 mejores músicos jóvenes del mundo.  Valderrama cuenta, risueña, cómo se consigue llegar donde ha llegado. 

¿Por qué un festival tan reputado como es el Musical Olympus tiene mucha menos repercusión que Eurovisión? La música clásica sigue siendo todavía para minorías mientras que la música pop llega a las masas. Dentro de nuestro mundo, el Musical Olympus es un festival muy importante.  Confío en que poco a poco la música clásica se extienda a todo tipo de público. De hecho, ya está empezando a hacerlo. Por ejemplo, con directores de orquesta como el venezolano Gustavo Dudamel.

¿Qué le falta al género para lograr más atención? Para empezar, falta tradición. No estamos acostumbrados a escuchar música clásica. Otro impedimento es que para entenderla y para que llegue más, se necesita un poco de formación. Si no se tiene, hay que tener paciencia e ir escuchando cada día un poco de música.

¿Se toca como se es? Absolutamente: la forma de tocar es como un espejo de uno.

¿Y cómo es usted? Bueno... creo que soy una persona bastante sincera. Soy apasionada muchas veces, con mucho carácter, pero también tengo un lado muy sensible.

¿Cúando empezó en la música? Vengo de una familia de músicos y me metieron en clases siendo muy pequeñita. Comencé a tocar el piano a los 5. Luego, en el Conservatorio, empecé con la viola. Con 10 años me cambié al violín porque me gustaba más. Al principio era como un juego, nos lo pasábamos superbien, siempre he  tenido profesores muy buenos que nos han motivado mucho. Desde siempre he tenido claro que me quería dedicar a ello.

  ¿Cuántas horas ensaya al día?  Si tengo algún concurso o concierto entre manos, básicamente todo el día, entre 5 y 7 horas. Como hay que ir haciendo pausas, es mañana y tarde.

Y eso... ¿sus vecinos lo ven como un lujo o como una tortura? (Risas) Hay a vecinos que les gusta y otros que se quejan. Son muchas horas al día y comprendo que a veces resulte pesado porque, además, no es como un concierto, sino que haces ejercicios y estás repitiendo  lo mismo uno y otra vez. Es un poco rollo, sí. Alguna vez han bajado a quejarse.  Pero también tienen que entender que es nuestro trabajo.

Ha ganado cientos de premios. ¿Qué ha perdido? Creo que no he perdido nada, pero he sacrificado mucho. He podido hacer mucha vida 'normal', es decir, tener amigos y tiempo para mí. Pero ha habido veranos que, en lugar de pasarlos tirada en la playa, los pasaba estudiando. Luego siempre trato de tener mis momentos para desconectar.

¿La música clásica moriría sin subvenciones? Uhm, quizá... Creo que es fundamental que se apoye a la música clásica, incluso en época de crisis. Es un arte maravilloso y mucho más importante de lo que parece a simple vista.

¿Con qué composición clásica o con qué compositor se desmelena? ¡Con muchos! Muchas veces la música clásica se toca de un modo aburrido, por eso no atrae tanto, porque se considera música aburrida. Pero no lo es. Hay que desmelenarse al tocarla como si se tratara de rock; de hecho, a veces tiene rock. Hay que intentar que eso se note, tocar con mucha garra. Yo eso es lo que intento.

¿También le arranca esa 'garra' la música pop? Escucho mucha salsa y me gustan cantautores como Joaquín Sabina y Jorge Drexler.

¿Qué sentimiento no le puede arrancar a un violín?   Se le puede arrancar todos.

¿De verdad? ¿Puede enamorar a un chico con el violín? ¿Hacerle llorar? Hacerle llorar, si se toca bien, desde luego. Enamorarle... pues también. ¿Por qué no?

Clara Hdez- 20 Minutos

30/05/2012

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