Un aire procedente de España...

La Embajada de España en Túnez, el Instituto Cervantes y el Acropolium de Cartago tuvieron el placer, el pasado lunes 27 de octubre, de acoger en el marco del Octubre Musical a un dúo de violín y piano. El primero, el instrumento predilecto de Ana Ma Valderrama, el segundo, el compañero de Luis del Valle. Estos dos artistas sacaron de su letargo las viejas piedras de la antigua catedral para hacer renacer bajo sus dedos algunas de las partituras del repertorio clásico. Dominio de la interpretación y virtuosismo fueron el credo de esta velada...

Las teclas blancas y negras fueron acariciadas por unos dedos expertos y no desprovistos de sensibilidad; en cuanto al arco, se levantaba tanto con frenesí como con delicadeza dejando entrever la pasión que anima a su intérprete. Todo ello dio lugar a una interpretación al unísono en perfecta simbiosis entre los dos artistas. Ana Ma Valderrama y Luis del Valle ofrecieron al público del Octubre Musical un concierto en el que la complicidad era la palabra clave. Esa complicidad fue la de la justa medida y la de la aportación personal que los intérpretes vertieron sobre la obra para apropiársela. Un enfoque exitoso a través de un programa rico en el que el espíritu de Wolfgang Amadeus Mozart, de Philipp Jarnach, de Béla Bartók, de Edvard Grieg y de Pablo Sarasate planeó bajo la cúpula del viejo edificio gracias a la investigación de sus más bellas piezas.

Desde Austria y Hungría hasta Noruega, volviendo a España, su tierra natal, Ana Ma Valderrama y Luis del Valle pasearon su sutileza a través de los siglos. La densidad de la obra de Mozart, abriendo el baile, fue seguida por la fuerza de la partitura de Jarnach, después por la exquisitez de la composición de Bartók, que cerró la primera parte. La segunda parte del concierto se colocó bajo el signo de la vehemencia de las notas de Grieg y la apoteosis llegó con ese aspecto animado y vivo de los “Aires Bohémios” de Sarasate.

Generaciones de compositores desfilaron bajo las manos de los dos artistas. En el escenario, la interpretación rápida y los dedos crispándose, luego relajándose para deslizarse furtivamente sobre las cuerdas se apoderaron de la atención de los melómanos. La interpretación de Ana Ma Valderrama subyugó al público que seguía los movimientos oscilatorios del arco. Detrás de la violinista, el pianista hacía nacer bajo sus dedos, que acariciaban las teclas del piano con mano férrea y ternura entremezcladas, una emotividad que acaricia el alma, haciéndola entrar en ese estado de gracia que sólo la música es capaz de ofrecer a los “amantes de la belleza”.

El concierto, aclamado por todos aquellos que invirtieron en la colina de Cartago el tiempo de una velada, fue una ocasión para emprender un viaje hacia sonoridades exquisitas. Un viaje hecho posible gracias a dos músicos talentosos. Ana Ma Valderrama y Luis del Valle hicieron entrar a su público en el antro de la gran música con una interpretación impecable en la que los sentimientos y la técnica iban de la mano...

27 de octubre de 2014

Raouf MEDELGI

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