Puesta de largo

La Orquesta de la Escuela Superior de Música Reina Sofía se ha puesto de largo por dos razones: la ampliación de las cuerdas a los vientos y la interpretación de la Quinta sinfonía, de Beethoven, gran pila bautismal del sinfonismo. A lo largo de una serie de conciertos dirigidos por Maximiano Valdés, los jóvenes "leones" de la Escuela que fundó, preside y dirige Paloma O'Shea, han dado medida avanzada de sus posibilidades bajo el signo de un doble imperativo: tocar bien y hacer música en grande.

Hace tiempo que conocemos a Valdés como partícipe y protagonista de nuestra vida musical y en esta ocasión ha expuesto, con éxito total, las obras escogidas y su significación. El Scherzo fantástico, de Jesús Monasterio, creador de camerismo y el sinfonismo en España, dice mucho de su capacidad y gracia como autor. La página, estrenada en 1868, fue enaltecida propiedad y garbo.

Después, la violinista Ana María Valderrama dio vida renovada y como renaciente a la Sinfonía española, dedicada a Sarasate por Edouard Laló. La belleza sonora, el color, el buen fraseo y el impulso rítmico, sonaron admirablemente gracias al arte de Valderrama y de Valdés y los jóvenes instrumentistas internacionales.

Y en la segunda parte, la Quinta sinfonía en do menor, de Beethoven, el más grande poder energético y humanista de su tiempo como gran estallido del romanticismo germánico orquestal. La audiencia respondió al singular atractivo de una calidad más viva por emergente, tensada por el celibudacheano Valdés.

19 de noviembre de 2005

Enrique Franco

Ver artículo original