"Lo mejor de Sarasate no es su virtuosismo, sino su lirismo"- Diario de Sevilla
La intérprete madrileña presenta su primer disco, que incluye un par de obras inéditas del compositor navarro Pablo Sarasate, a quien está dedicado.
Nacida en una familia de músicos, Ana María Valderrama (Madrid, 1985) aprendió a leer música antes que la cartilla de primeras letras. Empezó estudiando viola, pero a los 11 años se pasó al violín, "porque me gustaba tocar cosas muy rapiditas, las obras lentas me aburrían". Con sólo 18 años entró en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, donde orientó su carrera hacia el trabajo como solista. "En la Escuela me ayudaron mucho en ese sentido. Mi primer año gané un concurso en Novosibirsk y desde ahí empecé a hacer menos orquesta que los demás, me eximieron de algunas asignaturas...". Interesada también por la enseñanza, es profesora de violín en el Conservatorio Superior de Madrid, y en el último año ha empezado a trabajar como concertino-directora con algunas orquestas. En 2011 se convirtió en el primer violinista español en ganar el prestigioso Concurso Internacional Pablo Sarasate. Este es su primer disco, que dedica a obras del gran compositor-violinista navarro y a piezas de compositores franceses (Saint-Saëns, Lalo, Dubois) a él dedicadas.
-Su primer disco parecía predestinado a Sarasate…
-Ganar el concurso supuso un gran salto en mi carrera, y desde entonces tenía pensado que mi primer disco tenía que dedicarlo a él de algún modo. Pero no quería hacer un monográfico Sarasate. Conocí entonces a la musicóloga María Nagore, que le ha dedicado un libro [Sarasate, el violín de Europa] y ella me descubrió unas cuantas obras inéditas descubiertas durante su investigación. Cuatro de ellas las incluimos en el CD: dos de Dubois dedicadas a Sarasate y dos del propio Sarasate que eran desconocidas, una de ellas, un Preludio, es la única obra para violín solo que se conoce de él, una pieza breve, no especialmente trascendente, que escribió para una revista. Me pareció bonita la idea de dar a conocer estos inéditos y a la vez mezclar otras obras suyas, como la Fantasía sobre Carmen, la Romanza andaluza o los Aires gitanos con algunas dedicadas a él, como la muy célebre Introducción y Rondó caprichoso de Saint-Saëns o la Romanza para violín y piano de Lalo, que es una versión que hizo el propio Lalo del segundo movimiento de su primer concierto para violín, que ya estaba también dedicado a Sarasate.
-El otro inédito del navarro es una fantasía juvenil sobre el Don Juan de Mozart, que no tiene nada que ver con otra fantasía sobre la misma ópera que escribió ya en los años finales de su vida y sí es bien conocida.
-En efecto, María Nagore piensa que se confundió con la otra y por eso nadie la había sacado a la luz. Está escrita para violín y piano concertante, y se nota que es obra de juventud, está menos desarrollada que la más tardía, pero tiene mucha frescura y los dos instrumentos tienen mucho protagonismo.
-Hay la idea de un Sarasate hipervirtuoso, ¿puede esperarse de su música algo más que ese gesto de virtuosismo?
-Sí, desde luego. En mi opinión lo mejor de Sarasate no es su virtuosismo, sino su lirismo, su invención melódica, su capacidad de cantar. En todas sus obras se pueden encontrar melodías hermosísimas, de un gran poder evocador. En Aires gitanos, por ejemplo, encontramos justo antes de la parte más virtuosa una melodía de una belleza impresionante. He intentado grabar obras que combinan ese virtuosismo que por supuesto está ahí con el lirismo.
-El programa está grabado con un Stradivarius que perteneció al propio Sarasate, el Boissier o Stradivarius rojo, que se conserva en el museo del Conservatorio de Madrid. ¿Conocía ya el instrumento?
-Sí. El Premio Sarasate incluía la oportunidad de hacer un concierto con este instrumento. Y luego hice otro concierto en el mismo Conservatorio con él. No nos dejaron sacarlo. Tuvimos que grabar en la Sala Manuel de Falla del Conservatorio.
-¿Qué puede decirme de la experiencia?
-El instrumento es una maravilla. Tiene algo mágico. Te propone cosas. Es como si te hablara. Siempre que lo toco me quedo con la sensación de que si pasara más tiempo con él, yo misma descubriría cosas sobre mi sonido, sobre la posibilidad de cantar, cosas que con otro violín son más complicadas. Aunque también tiene un lado malo. El propio Sarasate siempre dijo que no había conseguido domarlo del todo. Y es cierto que es difícil, porque además tiene un montaje muy antiguo, que no se ha restaurado. El puente está demasiado alto, y de hecho una de las primeras veces que lo toqué me provocó una lesión en la mano. Por eso decidí grabar sólo la mitad del programa con él. Pero al final todo fue bien. Fue una maravilla poder usarlo para este CD.
-Su acompañante en el disco es el malagueño Luis del Valle, la mitad del Dúo del Valle. ¿Colaboran habitualmente?
-Tocamos juntos desde hace varios años. Él está muy acostumbrado a hacer música de cámara por el dúo de pianos que tiene con su hermano Víctor y porque ha tocado con muchos otros músicos por toda Europa. Es un gran especialista. Tocar con él es un auténtico placer: siempre está detrás de mí, atento a todo, para que no tenga que preocuparme por nada. Y luego los dos podemos hacer un trabajo de verdad, profundo, de análisis de la partitura, de mucha interpretación consciente. No nos gusta simplemente tocar lo que sale, que bueno, esa espontaneidad está bien a veces, pero para un trabajo serio de verdad, nos gusta mucho analizar todas las partituras y tener una idea muy clara de lo que queremos hacer, tratar de descubrir el mensaje que hay detrás de las notas, lo que el compositor quería de verdad decir. Todo eso que hay detrás de los dibujitos del papel es lo que nos apasiona descubrir y es lo que hacemos siempre que tocamos juntos. Incluso en estas obras, que son más solísticas que camerísticas. Y eso se nota en su acompañamiento, que tiene en todo momento un relieve muy especial, detalles que normalmente no se escuchan.
-Están presentando el disco por España. ¿Tienen también previsto hacerlo en el extranjero?
-Sí, lo hemos hecho ya en Valencia, Barcelona, Madrid y Ciudad Real, y vamos luego a Málaga, Bilbao y otras ciudades españolas. A partir del verano lo llevaremos también por Alemania, Grecia y Estados Unidos.
Diario de Sevilla- Pablo J. Vayón
28/02/2016