La música en el aire

No concibe su vida sin un violín al hombro. Del aeropuerto de Barajas a la Escuela de Música de Barcelona y de ahí a la Escuela Reina Sofía de Madrid, en la que pasa muchas horas del día. Esa es su vida a diario. En vacaciones, conciertos y más conciertos. Ana María Valderrama aprendió a leer notas antes que letras, y cuando a los once años se colocó un violín entre sus dedos, supo que ése era el instrumento que le iba a permitir expresar lo que sentía.

Tocó como solista con el director Zubin Mehta y es un recuerdo que todavía tiene presente. “Sientes que la magia de la música se mete en todos los poros de tu piel. Ésta es una carrera que nunca termina, toda tu vida la pasas estudiando, intentando perfeccionar. Hay mucho sacrificio, mucho trabajo en solitario. El esfuerzo compensa, pero tienes que ser constante y paciente”. ¿Cómo contempla el panorama? “El futuro es incierto. Si hay que reducir de algo, lo primero es la cultura”. Ana pasa ocho horas al día ensayando y termina con los dedos destrozados y la espalda hecha añicos. ¿Su sueño? “Tocar con Dudamel. Si te tapas los oídos y te fijas en el movimiento de sus manos, te das cuenta de que va dejando la música en el aire”.

Aurora Intxausti, El País Semanal, 2010

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